Personas migrantes que fueron asediadas por agentes del Instituto Nacional de Migración en San Jerónimo la mañana del 2 de abril narraron cómo se desarrollaron las amenazas y agresiones que sufrieron, algunas de las cuales fueron registradas en video y han sido difundidas.
Después de dos horas de insultos y provocaciones, y al no conseguir que las personas migrantes abandonaran el vagón en el que se transportaban, personal de Migración arremetió contra niñas y niños (y contra las pertenencias de los migrantes), logrando con esto que mujeres y hombres se movilizaran para protegerlos.
Carmen Gómez, una mujer adulta mayor que ha acompañado desde Chiapas a tres niños provenientes de Honduras, fue maltratada físicamente por reaccionar a la agresión que una agente del Instituto Nacional de Migración emprendió contra uno de ellos, pateándolo en dos ocasiones y estrellándole una botella de agua.
La mujer fue sometida por cuatro agentes de Migración (tres de sexo femenino y un masculino), quienes la arrastraron del cabello y le fracturaron un dedo.
Aparte del dedo fracturado, Carmen permanece con un dolor en el pecho derivado de que el agente masculino se le paró en el pecho mientras la sometía.
“Patearon a una muchacha embarazada como entre cinco funcionarios de Migración, compañeros a los que les reventaron la cabeza, les cayeron a palos, luego como que les golpearon al tiro”, narró Alirio Terán.
El migrante venezolano subrayó que los agentes los sometieron a muchos abusos verbales también, denigrando su «nacionalidad, personalidad y familia».
“Realmente nos trataron como si no fuéramos personas o humanos. Nos decían que había un artículo que lo aplicaron el 30 de abril, (que consistía en) que los Derechos Humanos ya no existían, que era la ley de ellos (…)”, describió Alirio.
Las personas entrevistadas declararon no haber recibido atención por parte de personal de Derechos Humanos, la Comisión de Atención a Víctimas o la Fiscalía.
Han dormido a la intemperie y se mantienen subsistiendo con las donaciones de alimentos y agua de asociaciones y voluntarios zacatecanos, las cuales resultan insuficientes.
