“Género y Salud”, ponencia de Carolina Díaz Flores (de la Unidad Académica de Medicina Humana-UAZ), brindó a estudiantes y docentes del Doctorado en Estudios Contemporáneos, la mañana de este miércoles, un panorama amplio de cómo los comportamientos relacionados con la salud son impactados por el género.
Dentro del Seminario “Debates teóricos-metodológicos contemporáneos en estudios feministas y de género” que inició el 7 de mayo y concluirá el día 20 de este mismo mes, confluirá en este posgrado de la Unidad Académica de Historia, un intercambio de diálogos y convergencias en torno a problemáticas de la contemporaneidad.
La participación de la joven docente de Medicina Humana fue recibida con gran interés por los alumnos de este programa de Doctorado, quienes reflexionaron acerca de cómo es que gran parte de la carga de enfermedades está estrechamente relacionada con el género.
El hecho de que las mujeres tengan a su cargo los cuidados y estén menos involucradas en el empleo formal las mantiene alejadas los servicios de salud, señaló Díaz Flores, pues el empleo es una de las formas más eficientes de garantizar el acceso a estos servicios.
Al tocar el tema de los trabajos de riesgo, la médico puntualizó que por mucho los varones ostentan la mayoría de estas ocupaciones que implican riesgos a la integridad física y al bienestar psicológico.
Al ser más alta también la adicción a todas las sustancias, en los hombres, algunas empresas están recurriendo a contratar mujeres para cierto tipo de tareas y maniobras con maquinaria pesada, en las que las trabajadoras han contribuido a disminuir la tasa de accidentes, destacó Carolina Díaz, añadiendo que algunas mineras del país han implementado esta estrategia.
Refiriéndose a la conducta sexual y las enfermedades transmisibles, Díaz Flores destacó que el número promedio de parejas sexuales para hombres casados, es del doble de las mujeres casadas (3.2 frente a 1.6). La vulnerabilidad de la población trans también se subrayó durante este apartado, señalando que sus diagnósticos son los más tardíos y su exposición el VIH es especialmente alta. “Ser persona trans es casi una condena de mala calidad de vida”, resumió la investigadora.
La brecha orgásmica entre hombres y mujeres fue otro punto que se abordó, destacando que las mujeres que tienen sexo con mujeres tienen una tasa más alta de orgasmos (85 por ciento), frente a las mujeres heterosexuales (35 por ciento), y hombres heterosexuales (75 por ciento).
Las mujeres tienen hasta el triple de probabilidad de ser cuidadas por el Estado durante su vejez, mientras que los hombres se mantienen más en el seno de las familias, incluso en los casos en los que las familias son victimizadas por su presencia.
El 77 por ciento de los suicidios consumados son por parte de hombres, lo cual está relacionado con su elección de métodos más letales; por su parte, las mujeres presentan ideación e intentos suicidas, pero recurren a métodos menos agresivos, que dan una ventana de tiempo a la posibilidad de atención médica, comentó Díaz Flores.
La necesidad de que las brechas de género en los problemas de salud pública, sean abordadas también por investigadores hombres, es algo que subrayó la ponente, quien concluyo su exposición recomendando al público el libro La mujer invisible, de Caroline Criado Pérez.
