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lunes, 20 mayo, 2024
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Abuso sexual infantil

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

Tengo que contarles cómo llegué a “Sanar para crecer y trascender: una historia real para detener el abuso sexual infantil” (Aguilar, 2024) de Dafna Viniegra e ilustrado por Natalia Téllez antes de entregarles la entrevista que le hice a Dafna. De golpe y sin proponérmelo me dio en seco y como un gancho a la mera mandíbula una historia “real” de un hombre que había padecido, ¿qué verbo se utiliza?, debería existir un verbo que pueda significar tanta oscuridad, tanto dolor, abuso sexual durante su infancia por parte de su propio padre. Lo repito: en seco. 

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Como un escupitajo verdoso en mi cara en medio de una supuesta tranquilidad. Y me contó con detalles la historia. Lo que en esos momentos me pareció aún más cruel es que se trataba de una persona que había estudiado hasta primero de primaria y que luego tenía por delante un largo historial delictivo. Fue cuando me llegó el doloroso eco de Dafna Viniegra. Llámenlo coincidencia. No lo sé. Pero no iba a leer el libro e iba a entrevistar a Dafna y luego le iba a mostrar o leer todo el material a mi amigo para darle algunas nociones de lo que podía hacer con el monstruo, porque luego de la lectura de “Sanar para crecer y trascender: una historia real para detener el abuso sexual infantil” y de platicar con Dafna me queda todavía más claro que lo es, que el abuso sexual es un monstruo que a partir de que ocurre el hecho (¿es un hecho, es un incidente, qué es ese desgraciado… qué es?) te engrilletea y te muerde los tobillos y no te suelta hasta que en pedacitos deshace tu vida misma. 

No, claro que no, mi amigo me iba a dar la espalda y a lo mejor las gracias, pero iban a ser unas gracias huecas, desechables; entonces leí el libro y subrayé algunos momentos y algunas ideas, que no consejos, que Dafna Viniegra arroja desde el naufragio, porque desde que empiezas la lectura eso haces: navegar en un embravecido y furioso mar la embarcación casi despedazada de Dafna… hasta que aparecen algunas señales, algunas luces, apenas unos destellos, aquí la charla que tuve con ella. 

Es una entrevista dura, Dafna, te lo confieso, y mira que he realizado muchas entrevistas, pero la lectura del libro se me hizo dura, muy dura, creo que ayudan un poco las ilustraciones de Dafna Viniegra, ayuda un poco esta parte como intermedio del libro que viene hasta en distinto tipo de papel y como tipo cómic, podría decirse, ¿no?

“Un poco, sí”. 

Me gustaría que me dieras más detalles de este proyecto narrativo, ¿cómo es que decides trasladar al papel esta experiencia tan dolorosa y, sobre todo, compartirla con los lectores?

“Bueno, esto en un principio no era libro, sino que fue el diario de mi catarsis literaria. Es mi tratamiento para poderme encontrar en esta vida más presente y dejar de vivir reactiva ante los traumas que me dejó el abuso sexual infantil, generar esta terapia para que esos traumas dejaran de ser traumas y ahora se convirtieran en experiencias adversas en mi infancia que me están proporcionando un motor para hacer de prevención en torno al abuso sexual infantil”. 

Es bien importante lo que señalas: la catarsis literaria, y lo digo porque en muchas ocasiones creemos que el acto de escribir debe de tener por obligación un fin que es publicar o que es contar una historia que se trabaje a través de las rígidas reglas de la ficción o que forzosamente debes tomar un taller literario que te ayude a escribir, no es un ejercicio que se atreva a ser una persona por el miedo de que o no lo sabe hacer, lo de escribir “bien”, y lo acepta la persona, es que, Óscar, yo no sé escribir, de entrada, se impone como una barrera ya para hacerlo, pero tú lo haces, Dafna, a manera de esto que señalas: la catarsis literaria, y lo primero que recomiendas en  “Sanar para crecer y trascender: una historia real para detener el abuso sexual infantil” es un muy atinado ejercicio: traer esta libreta a la mano para ir tomando los apuntes que sean necesarios, eso me parece algo bien destacado en tu libro y en tu proceso de sanación… 

“Sí, así es, yo creo que si tomas la escritura de manera catártica realmente no importa si sabes o no sabes escribir. Yo no me considero escritora, para nada, por eso digo que es mi diario, donde se comparte toda mi forma para llegar a conocer esas heridas profundas y desde ahí intentar no ser tan reactiva y saber, por ejemplo, de dónde vienen los dolores para que no me sigan invadiendo de esa manera, entonces, sí, tienes razón, yo me topé mucho con esa parte de no saber escribir, porque además tengo muy mala ortografía, y me ocurría que me frenaba e intentaba corregirme y buscaba en el corrector ortográfico, hasta que dije no, no se trata de eso, se trata únicamente de vaciar mi corazón aquí, vaciar mi alma, vaciar mis heridas, para desde ahí poderme encontrar y eso es lo que es ‘Sanar para crecer y trascender: una historia real para detener el abuso sexual infantil’; ya después entró en las manos de esta maravillosa editorial y pues bueno, me ayudaron a corregir lo más que se pudo. Pero yo creo que si estamos comprometidos con este proceso de encontrarnos a nosotros mismos para lograr sana, pues no importa la forma de escritura, eso es lo de menos, lo importante es utilizar el papel y la tinta como catalizadores emocionales para poder desahogar, para poder plasmar todas esas cosas que solamente tenemos en la cabeza y que muchas veces nos cuesta trabajo pronunciar en voz alta”. 

Sí, porque justo señalas otro de los impedimentos que mucha gente se pone que es la ortografía, porque te dicen es que yo no puedo porque tengo mala ortografía, no sé dónde van los acentos, pero, insisto, eso también se vuelve un impedimento…

“Claro, y que además no tienes que publicarlo ni mostrarlo a nadie. Yo lo hice durante siete años y en el último año fue cuando empezó toda la parte de la impresión, pero antes no tenía ese fin, antes la finalidad última era yo, escribir era completamente para mí, ya después cuando tuve una parte un poco más terminada, lo empecé, en una primera instancia, a compartir con amigas, y ellas me recomendaron que lo publicara, que iba a hacer muchísimo bien, y pues bueno, ahí fue cuando empezó a tomar forma de libro, pero antes no, antes eran mis escritos personales, bueno, son mis escritos personales, no han dejado de serlo”. 

¿Te han invitado a dar charlas? 

“Pues mira, a raíz de ‘Sanar para crecer y trascender: una historia real para detener el abuso sexual infantil’, y a raíz de las emociones que está moviendo el libro, muchas mujeres se han acercado con la parte de sentir que tienen una voz al fin, que llevan muchísimo tiempo silenciadas, y que al fin están encontrando dónde resonar y así dejar de sentir que son las únicas que se sienten de tal o cual forma”. 

¿Qué siguió, Dafna?

“Los procesos, claro, formamos una comunidad que se llama ILAS, una asociación de prevención que fundamos, Infancia Libre de Abuso Sexual, y en esta comunidad nos juntamos el 25 de cada mes para hacer terapia de grupo de todas las mujeres que tuvimos que vivir silenciadas del corazón y pues no es verdad, ahí nos damos luz, nos damos contención, y nos encontramos unas a otras, en las historias de las de al lado y es muy fuerte eso, cómo la herida está demasiado permeada en las mujeres, ¡es impresionante!”.   

Y supongo que también se van uniendo “nuevas” mujeres, que van llegando conforme se le va dando a ILAS la difusión, cuéntame de eso, ¿qué tipo de difusión es la que se le da?, ¿tienen alguna website, alguna red social?

“Vamos a empezar con todo eso, apenas llevamos tres reuniones, porque ‘Sanar para crecer y trascender: una historia real para detener el abuso sexual infantil’ tiene tres meses que salió en las librerías y vamos a darle a ILAS toda la difusión que sea necesaria”.

¿Cuántos integrantes van?

“Hasta ahorita somos 50… ¡imagínate!, vamos a hacer toda la difusión y pues te paso toda la información en cuanto esté; hoy por hoy está el instagram, que es ilas y mi instagram que es dafnaviniegra y pues ahí les comparto en el grupo de whatsapp todo el asunto… y sí ha sido hermoso esta parte de sentirme contenida en las demás y que, a su vez, ellas se sientan contenidas a través del libro”. 

Hay una parte de hilo narrativo en el libro donde… no lo quiero llamar “mala suerte”, pero da la impresión, como lector, que te vas encontrando con puras personas como monstruosas, algún nombre hay que darles, con personas que de inmediato te dañan, y repito: es un tipo como de “suerte”, que ocurre a través de una serie de eventos desafortunados, ¿cómo fue que conseguiste asimilar, confrontar, esa serie de sucesos tan inmediatos?, porque además cada uno de ellos se da con distintos niveles de violencia, es una tremenda escalada…

“Sí, es como dices: una serie de eventos desafortunados. Para mí, por ejemplo, la parte que más trabajo me costó escribir del libro fue cuando yo me convertí en adulta y yo me convertí en mi pero enemiga, cuando vivía saboteándome de la manera más contundente posible, cuando por sentir ese abandono y ese baño de cortisol y de ansiedad me sumergí en las drogas y en el alcohol, me relacioné con las personas que menos deseaba relacionarme y no porque ellos fuesen mejores o peores que yo, sino porque en ese momento de mi vida yo era eso y es algo que señalo mucho en el libro: todas esas personas también eran reflejo de lo que yo era, porque estaba completamente ausente de mi protección, del amor a mí misma, de mi respeto, del respeto a mi cuerpo físico y espiritual; me perdí, y lo hice con la intención de perderme, no fue un ‘me perdí y no sé cómo’, yo me perdí con toda la intención y fue muy duro escribir esa parte, porque cuando eres ‘chiquita’ y te violentaron como que es más fácil soltar la pluma, porque tienes la cara del agresor, pero cuando tú eres la cara, tu misma cara, tu mismo agresor, y no te queda de otra más que verte en el espejo, para mí fue lo más difícil”. 

En estos momentos, si le llegara la entrevista a alguien que en estos momentos aún se encuentra en las penumbras de ese abuso sexual infantil que y tú afortunadamente ya superaste, o lo estás intentando, ¿qué le dirías?, y yo sé que esto no va de dar ‘consejos’… 

“Le diría que tras mi experiencia, que entre más se aleje de su ser espiritual y de su amor por él mismo, más dura va a ser la caída, pero que siempre hay luz al final del túnel y que es decisión de uno en dónde se pone, qué consume, cómo come, qué bebe, con quién se relaciona; que si se puede estar del otro lado, y que aunque parezca que ese lado en el que se encuentra ahora de fiesta, de descontrol, de consumo, es como la panacea y el lugar más divertido, pues en realidad no es así, eso es pura ausencia?”. 

¿Qué es para Dafna su pasado?

“Mi pasado es el recordatorio que necesito tener casi a diario para saberme presente”. 

¿Cuál es el paso que sigue?

“En este momento estoy dedicada cien por ciento a esto, a lo que está moviendo el libro y la comunidad ILAS, y a la asociación que formé para prevención del abuso sexual infantil tratando a los adultos y adolescentes en riesgo de convertirse en abusadores”. 

Me parece que ese tema es muy importante, porque de hecho lo tratas al finalizar… 

“Sí, a través de la comprensión para llegar a asimilar el perdón en mí, para mí, para los demás, y entiendo esta parte de que todos venimos de lugares lastimados, unos más, unos menos, a unos se nos representa de una forma, y a otros de distinta forma, y entonces empecé a investigar y di con sitios en distintas partes del mundo en donde se da un tratamiento especial a las personas que tienen este instinto mal sano de preferencia por los cuerpos infantes. Entonces, junto con mi mejor amiga, investigamos y dimos con una asociación en Estados Unidos que ya tienen un trabajo de treinta años enfocados primordialmente en el actor del abuso sexual infantil, y ese mismo sistema se ha replicado en Reino Unido, Australia, Canadá, Costa Rica, Colombia, de manera increíble; incluso hay centros, como alcohólicos anónimos en donde tienen terapia de grupo, contención de emergencias, padrinos, asesoría médica…, y el actor del abuso sexual infantil se vuelve el elemento principal de la prevención del mismo hecho lamentable, y así es como queremos trabajar, y en este momento queremos conseguir los fondos monetarios para traer el programa a México, ‘tropicalizarlo’ con las necesidades de cultura mexicanas y formar una línea de atención en donde se van a generar este tipo de terapias, que esperamos nos ayuden y funcionen a bajar un poquito los números y los índices que están tremendos”.         

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