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sábado, 18 mayo, 2024
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La construcción de la Nueva España borbónica, el papel de los ingenieros militares

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Por: PEDRO GÓMEZ MOLINA •

La Gualdra 619 / Historia

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Algo que pasó en este sexenio de Andrés Manuel López Obrador fue el uso de ingenieros militares para el desarrollo de infraestructura a lo largo y ancho del país, y en los próximos años podremos juzgar la eficiencia, proyección y desarrollo de su trabajo. Su labor profesional es innegable e igualmente su capacidad técnica y nivel de formación. Esto no es algo nuevo, y, de hecho, en la época virreinal tardía, los ingenieros militares fueron los precursores de la obra pública. Estos profesionistas se formaron en las Academias de Matemáticas europeas desde el siglo XVI, sin embargo, su institucionalización llegó a principios del siglo XVIII bajo el auspicio de Jorge Próspero de Verboom; a partir de este momento y durante toda la centuria llegaron decenas de ingenieros a la Nueva España ––en el siglo XVI no se contaban ni diez, y para finales del siglo XVIII fueron más de doscientos––.

Los ingenieros en primer lugar tenían la misión de aplicar estrategias ante los conflictos bélicos mediante la edificación de fortificaciones ––que podemos ver hoy en día, por ejemplo, Bacalar, San Juan de Ulúa o San Diego en Acapulco––, pero, a su vez sirvieron a la sociedad, pues estaban formados en las humanidades y artes. No alcanzarían estas líneas para describir y mostrar la cantidad de información, proyectos, legajos, expedientes, planos, mapas, levantamientos topográficos, cuentas, entre otros documentos, producto de su labor ingenieril. Todo ello, ha sido motivo de análisis para el conocimiento de nuestro espacio en el pasado, las manifestaciones arquitectónicas de la época, la planificación de técnicas militares y formas de construcción.

Bajo el reformismo borbónico ilustrado, hubo una mayor inversión en obra pública, lo que derivó en el desarrollo de infraestructura. Los ámbitos de participación fueron diversos y beneficiaron a múltiples poblaciones. Podemos citar algunos casos de la incursión de ingenieros militares -inclusive algunos perduran a nuestros días-: el Castillo de Chapultepec, el sistema de desagüe de la Ciudad de México, la presa de Arizpe en Sonora, la planeación urbana del puerto de Veracruz, la planeación y proyección de los caminos entre México y Toluca, y México-Veracruz y México-Acapulco, edificios aduanales en los principales centros portuarios, el establecimiento de muelles, los numerosas puentes para vías de comunicación, sólo por destacar algunos ejemplos. En todos estos trabajos tuvieron que adaptarse a condiciones locales, pues, no es lo mismo un trabajo en el puerto de Cádiz con el conocimiento y mano de obra de la región, a realizar una construcción en el puerto de Acapulco y Veracruz, a más de 35 grados C° en promedio, con alimañas y una alta humedad que afecta las construcciones.

Con esto tenemos dos propósitos, el primero hacer una remembranza de la figura del ingeniero militar en la Nueva España, pues fueron clave en la imagen urbana y rural del modelo europeo aplicado al virreinato. El segundo, el subrayar la cantidad de información disponible para el conocimiento de espacios del pasado.

 

 

 

 

Figura 1. Plano y perfil del nuevo aljibe que se proyecta en la plaza del Castillo de San Diego en Acapulco. Fecha, 1808. Elaborado por Agustín Mascaró. Procede de Historia, vol. 382, foj. 305, MAPILU 424.2. Archivo General de la Nación.

 

 

 

 

 

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